Welcome to the New Age

Bienvenidos a un mundo donde los dispositivos inteligentes se han colado en nuestra vida entrando sin llamar, parte de nosotros. Un mundo donde todos en las redes sociales se creen alguien, escribiendo textos profundos y dejando su vida cotidiana abierta al público, subiendo fotos de todo lo que hacen durante el día.
En cada publicación hay que superarse, como si su vida fuera una película que nunca será rodada en algún plató de Hollywood.

Sacar una foto al cielo y acompañarlo de una frase "persiguiendo mis sueños".

El inglés se apodera de nuestra vida diaria, el martes por la tarde toca gym, y los miércoles running, ya nadie corre por placer, se ha convertido en una plaga, y antes de la ducha toca compartir los resultados con toda esa gente a la que no le importa que hicistes 8 km, pero es mi perfil y debo hacer lo que los demás hacen.

Miércoles coaching, necesito más motivación que la que me dan las frases de los muros de facebook y los libros de autoayuda, y si me encuentro con dudas mi coach siempre va a estar ahí para mi, porque soy emprendedor y seré mi propio jefe, voy a lograr mi sueño y nada ni nadie podrá decirme que no, y si lo hacen me alejo de esas personas porque son tóxicas y yo necesito positividad.

Podría mandar un correo, pero mi coach va a contestarme instantáneamente por Whatsapp, da igual donde esté, es autónomo como yo lo seré pronto, y necesito una respuesta inmediata. Todo es ya. Se perdió el misterio, unos clics de ratón o golpecitos en la pantalla te harán saber todo de esa persona.

No vayas despacio en una relación, porque tengo 4 personas más en mi lista de contactos, y otros tantos como mensajes en mi bandeja de correo electrónico en reserva, y como he aprendido sobran las personas en el mundo, quiero todo de ti, la experiencia me ha hecho ser así, y enamorarse y pedir salir es tan del siglo pasado... ¡Rápido, tengamos sexo! Así empieza todo, y ya si nos vamos conociendo salimos juntos.

Los jueves son juernes, y han abierto tantos locales nuevos que tengo que salir, porque un par de gin tonics no hacen daño a nadie, y quién sabe, el amor de mi vida puede estar en la calle, como aprendí en esa película que vi el otro día en la tele.

Hablando de cine  ¡qué aburrido es! El viernes estrenan una peli super indie, dice mi colega que tiene buenas críticas, si es un bodrio siempre puedo sacar mi móvil y decir a todos mis contactos de Facebook lo aburrida que es. Después de Ocho Apellidos Vascos no me he reído tanto en el cine.

El sábado por la tarde vuelta al entreno, y a esperar que caiga la noche porque tengo un planazo, saldré de fiesta con las chicas que conocí en un evento de moda, nos tomaremos unos gin tonics, y que no falten los selfies para dar envidia a esos aburridos que no salen de fiesta.

Finalmente el domingo, mi coach me ha dicho que tengo que relajarme, disfrutar de la naturaleza y sentir el viento en mi cara, agradecer que estoy vivo y que mañana solo será un dia más en el calendario. Es mi asignatura pendiente, no puedo con los lunes, por mucho que saque una foto tomando café en mi Instagram con mi amplia sonrisa siempre termino desmotivado.

Todo apuntadito en la agenda de mi smartphone, que no se me pase nada.

Y así es la vida hoy, robots, programados con frases prefabricadas que hemos visto u oído en cualquier lugar, donde cada vez hablamos menos y chateamos más, y si no me contesta rápido me indigno.  si no sé algo lo busco y tengo la información al momento.

Extraño esos tiempos donde me sentaba frente al ordenador, escribiendo un blog donde reflexionaba y escribía textos como este.

¿Adivináis desde que dispositivo estoy escribiendo?

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Hasta luego